¡Nada más falso que eso!, el arte si bien no cumple una función pragmática como instalar un neumático o cocinar una paella, sí cumple con la función de comunicarnos, de modificar nuestro estado de ánimo, lograr concentración, atención o dispersión, incluso cambiar nuestras ideas.
Una pieza de arte es capaz de modificar todo un escenario sólo por la fuerza que sus formas visuales, musicales u orales, puedan expresar. Una obra de arte está completa si logra atravesar al espectador, entonces éste comienza a formar parte de ella e, irremediablemente, la interviene con su sola presencia.